CUANDO HACE UNOS DÍAS MI BUEN AMIGO JUAN INIGO, EDITOR Y DIRECTOR DE ESTE MAGNÍFICO PORTAL WEB QUE ES “CLASICOSALVOLANTE.COM”, ME PIDIÓ QUE LE ESCRIBIESE LA PRUEBA DE DOS DE MIS COCHES FAVORITOS, COMO SON LOS LANCIA COUPÉ Y HPE 2.000 FABRICADOS POR SEAT EN LANDABEN, ENSEGUIDA ACEPTÉ EL RETO, SIN DUDA MUY APASIONANTE Y EMOTIVO PARA MÍ, AL SER YO EL AUTOR DE DOS DE LOS LIBROS DEDICADOS A ESTOS COCHES EN NUESTRO PAÍS
Valencia, 29 de septiembre de 2022.- Pero… ¿Cómo comenzar el texto de esta prueba? Me vienen a la mente muchas formas diferentes, pero para que los lectores se hagan una idea inicial de los coches que vamos a tratar y lo que representaron en su época en el momento de su lanzamiento comercial en el mercado nacional, os dejo un pequeño párrafo de la prueba realizada en 1979 por Javier del Arco para la revista del RAAC (Real Automóvil Club de Cataluña), donde creo define a estos automóviles a la perfección. Del Arco fue un magnífico periodista del motor y “maestro” para muchos de nosotros en este oficio de “juntar letras”.
“Un día u otro, al marchante de cuadros le cae en las manos un Greco o un Zurbarán, el profesor de ballet se encuentra con un alumno que es un Nureyev en potencia, el filatélico amateur descubre en el desván un viejo sobre franqueado con el sello del Caudillo en su viaje a Canarias y el socio del “Barça” se entera del que el club ha montado un chárter a Ámsterdam por siete mil pesetas para (eso es lo de menos) ir a animar al equipo en una eliminatoria. Pues bien, uno de esos raros días es aquel en que suena el teléfono del periodista probador de coches y, desde el otro extremo, le comunican que tiene a su disposición un Lancia Coupé para que lo pruebe”. “El recorrido no es tan largo como los que tú sueles hacer, le dicen, pero el coche es de chipén de lerén… ya lo verás”. Y él va y lo ve. Y corrobora la veracidad de la afirmación previa“.
El primer contacto visual…
Cuando nos acercamos a un ejemplar de Lancia Coupé (unidad del año 1980) o a un HPE (ejemplar de 1979), podemos apreciar la similitud estética existente entre ambos modelos en su parte delantera, siendo muy difícil diferenciarlos viéndolos solo de frente, pero al comenzar a visualizar la vista lateral de sus carrocerías continúan siendo prácticamente iguales hasta que llegamos al pilar B, que es donde se produce el cambio radical de estilo y de concepto de carrocería entre el Coupé y el HPE. Como curiosidad, mencionaremos que a pesar de su semejanza, las aletas y puertas delanteras de un Lancia Coupé son diferentes a las de su hermano HPE, y viceversa, cuestión muy importante a tener en cuenta en caso de restaurar una unidad de ambos modelos.
El Lancia Coupé estéticamente respondía al concepto clásico de coche deportivo con carrocería de tres volúmenes; elegante y muy agresiva, que a muchos les recordaba ligeramente al extinto FIAT/SEAT 124 Sport. Con esta configuración, el Lancia Coupé disponía de un maletero razonable, pero su habitabilidad interior, sobre todo en las plazas traseras, era reducida, prácticamente destinadas a alojar un par de niños, todo ello fruto de una batalla -o distancia entre ejes- más corta y una longitud total menor a la de un Lancia Beta Berlina o el citado HPE.
El Lancia HPE en cambio es un tipo de coche provisto de un concepto de carrocería más orientado al ocio por muchos motivos: una batalla mayor que el Coupé (la misma que el Beta Berlina), una superior longitud de carrocería, un práctico portón trasero y una modularidad de los asientos traseros sin parangón en la época que permitía ampliar el maletero según nuestras necesidades de carga. EL HPE era el representante de Lancia en el segmento de los “Coupé-Break”, donde militaban modelos tan dispares como el Volvo 1.800 ES, el desconocido (en España) Reliant Scimitar GTE, el Ford Capri, Renault Fuego, etc. Quizás se trata de unos de los diseños más inteligentes y logrados de la marca transalpina durante la década de los años 70.
Pero en la España de finales de los años 70, la mayor parte de los posibles compradores de coches de lujo no estaban acostumbrados a este tipo de automóvil. No cabía en sus “cuadriculadas” mentes que un coche de lujo estuviese dotado de portón trasero, ¡que osadía!, para ellos un automóvil de representación siempre tenía que tener una carrocería de tres volúmenes.
El interior de los Lancia Coupé y HPE
La primera impresión que tenemos al acomodarnos en el interior de un Lancia Coupé y HPE es muy positiva, llamando mucho la atención lo bajos que están situados los asientos delanteros, casi pegados al suelo del habitáculo, en una posición claramente deportiva. Ya que hemos mencionado los asientos delanteros, éstos tienen un magnífico diseño, son muy cómodos y están provistos de un agradable tapizado que recuerda al antiguo “Panno Lancia”, lo único criticable es que podrían tener una mayor sujeción lateral en conducción rápida en carreteras con curvas o puertos de montaña.
Una de las particularidades del puesto de conducción es la peculiar postura que adoptamos frente al volante; con los brazos estirados para poder alcanzarlo y las piernas relativamente encogidas para manejar los pedales. Todo ello muy típico de los automóviles italianos, pero afortunadamente disponemos de regulación en altura de la columna de la dirección (60 mm) para ajustar la postura de conducción a nuestro gusto. Si resulta algo extraño que el volante esté situado ligeramente más a la izquierda, desalineado respecto al conjunto de los pedales y asiento, algo que en las pruebas de la prensa nacional pasaron por alto, pero no en la italiana.
Una vez sentados en el puesto de conducción, echamos un vistazo al salpicadero realizado en una sola pieza de poliuretano blando y descubrimos frente a nosotros una instrumentación abarrotada de relojes y de testigos de aviso, además de un volante de dos brazos de espuma micro celular que permite ver con claridad todo el conjunto de instrumentos, menos el reloj digital de la firma Veglia Borletti, situado en una posición en la que el aro del volante nos tapa su visión.
Aparte de los habituales indicadores; velocímetro, cuentarrevoluciones, nivel de combustible y temperatura de agua, disponemos de relojes adicionales para controlar la presión y temperatura del aceite, voltímetro para visualizar en todo momento la carga de la batería y un práctico indicador para conocer el nivel de aceite del motor que funciona por vacío, sin tener que mancharnos las manos extrayendo la varilla de nivel de lubricante del motor. Otros detalles interesantes eran el reóstato para regular la intensidad de la luz del cuadro de instrumentos, así como de un comprobador del correcto funcionamiento de los principales testigos de la instrumentación.
Acostumbrados a la parquedad de información de muchos coches actuales, visualizar tantos relojes en movimiento puede abrumar, pero enseguida nos acostumbramos y agradecemos todos estos datos que nos ayudan siempre a controlar el correcto funcionamiento mecánico del Lancia.
En cuanto al nivel de acabados, muchas revistas de la época reprocharon el aspecto “plasticoso” del salpicadero, pero realmente los acabados son muy buenos para su época, con detalles de remate muy destacables como los siguientes:
- Gomas interiores de las puertas tapizadas en terciopelo.
- Placas cromadas situadas en cada umbral de las puertas delanteras (algunas unidades cuentan con el logotipo de Lancia grabado en las mismas).
- Guantera situada en la derecha del salpicadero completamente guarnecida en su interior, dotada de luz y cierre con llave.
- Guantera portaobjetos debajo de la zona central del salpicadero tapizada en moqueta.
- Sujeción de la moqueta del habitáculo mediante tornillos al suelo del habitáculo.
- Iluminación de los ideogramas de los mandos de la calefacción/aireación mediante fibra óptica.
- Interior completamente tapizado en tela, en el caso del HPE incluyendo el revestimiento interior del techo y parasoles (mismo tejido que los asientos).
- Apoyacabezas en todas las plazas, tanto en el Coupé como en el HPE (en este último integrados en los respaldos de los asientos traseros.
- Toma de corriente situada frente a los pies del acompañante delantero, donde se podía conectar una linterna que Lancia ofrecía como elemento opcional en Italia y otros países.
- Luz en el interior del vano motor que funcionaba con las luces de posición-cruce encendidas.
- Manivela de emergencia para accionar las ventanillas delanteras en caso de avería de los elevalunas eléctricos.
- Maletero revestido en moqueta.
- Hueco para radio en el salpicadero dotado de una tapa para ocultarlo.
Si todo esto puede resultar impresionante no lo era menos el nivel de equipamiento interior, en especial en los HPE y los Coupé “Climatizados”:
- Elevalunas eléctricos delanteros.
- Cristales tintados y atérmicos en el caso de las versiones climatizadas y HPE.
- Aire acondicionado con mandos accionados por depresión (Coupé Climatizado y HPE).
- Columna de dirección regulable en altura (60 mm).
- Dirección asistida (Solo Coupé Climatizado y HPE).
- Llantas de aleación de 14 pulgadas de la firma F.P.S.
- Reloj horario digital de la firma Veglia Borletti.
- Preinstalación de faros antiniebla delanteros y traseros.
- Preinstalación de radio.
- Espejo retrovisor exterior regulable desde el interior y anclado en el cristal triangular de la puerta del conductor.
- Sistema de regulación automática de las luces delanteras en función de la carga en el HPE.
- Pintura metalizada (HPE).
Mencionar que existía una versión más barata del Coupé que no llevaba dirección asistida ni aire acondicionado.
¿Y la habitabilidad?, delante muy buena, quizás hoy en día acostumbrados a coches cada vez más grandes puede resultar un poco estrecho para personas “corpulentas”, pero no existen diferencias en esta zona entre el Lancia Coupé y el HPE, la única pega puede ser la altura disponible desde el asiento al techo para los ocupantes de estatura elevada.
Otro cantar es cuando analizamos las plazas posteriores de ambos coches; primero hay que decir que, en los dos, el acceso para una persona no entrada en años es muy fácil. Al abatir el respaldo de los asientos delanteros (disponibles dos mandos de desbloqueo), la banqueta también se desplaza hacia delante unos 7 cm para facilitar el acceso.
Pero otra cosa es viajar en los asientos traseros del Coupé, como hemos leído al principio de la prueba, toda una pena ya que en esa zona los pasajeros cuentan con dos asientos exactamente iguales en sus formas a los delanteros. Tampoco era la prioridad de Lancia de ofrecer un Coupé con cuatro verdaderas plazas, ni tampoco la de sus posibles clientes, para eso ya estaba el HPE, donde si se pueden acomodar detrás los pasajeros con total comodidad.
En marcha… ¡1.919 c.c. power!
Giramos la llave de contacto, pisamos el pedal de acelerador a fondo y arrancamos el motor, que está frio, iniciando su funcionamiento con un ralentí ligeramente acelerado debido al trabajo del estárter automático que equipa su carburador Weber. A los pocos minutos el estárter se va quitando progresivamente, hasta estabilizar el régimen de giro del ralentí en 900 rpm. El sonido del motor enseguida nos resulta familiar, siendo similar al de todas las mecánicas “Biálbero” de FIAT-SEAT; con una tonalidad metálica, bonita y agradable, en especial cuando aceleramos, incitándonos inmediatamente a practicar una conducción deportiva a poco que lo subamos de vueltas.
Pisamos el pedal del embrague, de tacto bastante firme, e insertamos la primera velocidad, siendo aquí donde descubrimos uno de los defectos de los Coupé y HPE, consistente en el accionamiento del cambio de marchas, bastante lento, duro y con dificultades para insertar la segunda velocidad, especialmente en frío. Para evitar esta pega o al menos atenuarla en parte, es recomendable tomarse la introducción de la segunda marcha con calma y suavidad, o mucho mejor, realizar la maniobra de doble embrague. Los recorridos de introducción del resto de velocidades son cortos, a excepción de la quinta velocidad, quizás un poco alejada del resto, exigiendo desplazar ligeramente a la derecha y adelante la palanca del selector.
Una vez acostumbrados a estas particularidades y con el motor en temperatura de servicio (agua y lubricante), comenzamos a rodar en serio; lo primero que notamos es una agradable sensación de empuje, con mucho genio, desde muy bajas revoluciones, y que se prolonga hasta cerca de las 6.000 rpm.
El propulsor de los Lancia Coupé y HPE nacionales de 1919 c.c. comienza a entregar el par motor a tan solo 2800-3000 rpm, y ayudado por unos desarrollos del cambio un poco cortos, sobre todo para lo que se estila en los automóviles actuales, permite aprovechar muy bien los 111 CV de potencia de la mecánica que declaraba SEAT en el momento de su lanzamiento comercial. La única pega es que con la red actual de autopistas y autovías el motor va bastante revolucionado, debido a los citados desarrollos cortos, incrementado el consumo de combustible y la rumorosidad del motor a altas velocidades, pero a cambio es una ventaja en carreteras secundarias y puertos de montaña, donde si le cogemos el truco a los Lancia, podemos dar un buen “susto” a coches más potentes y modernos. Las aceleraciones y la capacidad de recuperación en marchas largas son muy buenas, convirtiendo los adelantamientos en una operación rápida y segura. La prensa del motor, en el momento de la presentación oficial de los Lancia criticaba el desarrollo final del cambio, considerando que era un poco largo, cuando ahora es todo lo contrario, ¡cómo cambian los tiempos!
En cuanto al apartado de velocidad punta, el Coupé era el coche más rápido de toda la producción nacional, concretamente SEAT anunciaba en su catálogo, 186 km/h, aunque su hermano HPE tampoco le iba a la zaga, con unos muy buenos, para la época, 179 km/h, todas estas cifras son fáciles de mejorar a poco que las condiciones de la carretera nos sean un poco favorables, flirteando la optimista aguja del velocímetro en los 200 km/h, unos 190 reales. Hoy en día esas cifras pueden saber a poco, pero considerando la mala aerodinámica, la gran superficie frontal, y la cifra de potencia, las prestaciones son más que dignas, de todas formas, insistimos que un Lancia Coupé o HPE se disfruta más en carreteras secundarias,
La dinámica
¿Y qué tal el apartado dinámico de los Lancia Coupé y HPE?, sencillamente su estabilidad y manejabilidad eran muy superiores a todos los coches de producción nacional, debido a su sofisticado esquema de suspensión de ruedas independientes compuesto por 4 columnas de tipo Mc Pherson, y un tren posterior multibrazo, que sería utilizado en numerosos modelos de Lancia posteriores a los Beta.
Aún recuerdo como uno de los responsables técnicos de SEAT que tenía la misión de presentar a la prensa del motor de nuestro país los Lancia Coupé y HPE, me comentaba en una entrevista que mantuvimos en una ocasión hace ya unos cuantos años, que posiblemente eran los mejores coches “fabricados” por SEAT y con la mejor estabilidad-dinámica de toda la producción nacional.
La tracción delantera también permite que el comportamiento de los Coupé y HPE sea asequible para la mayoría de los conductores, no planteando ningún problema en una conducción normal, con una actitud neutra, variando a subviradora si les buscas las cosquillas y aumentamos la velocidad de paso por curva. Pero lo más sorprendente es que si levantamos el acelerador en pleno apoyo en una curva o tocamos el pedal del freno ligeramente, conseguimos que la zaga de nuestro Lancia sobrevire, ayudándonos a inscribir el morro del coche hacia el interior de la curva, comportándose en esta situación con un coche de propulsión trasera, lo que es sumamente divertido para los conductores más avezados y no tanto para los noveles. Sobre suelo bacheado o carreteras con mal firme si es cierto es que la suspensión es muy firme y seca, afectando ligeramente al confort.
Tenemos que mencionar que el Coupé es muy ágil en carreteras viradas, superior al HPE, debido a su menor batalla y longitud, pero es mucho más nervioso en línea recta que su hermano. En cambio, el HPE en curvas de autopista de amplio radio tiene una estabilidad mucho mejor que la del Coupé.
La dirección provista de asistencia regresiva de la firma alemana ZF fue criticada por ser considerada demasiado asistida, cuando hoy en día puede resultar un poco dura, especialmente en maniobras de aparcamiento, pero una vez en marcha transmite a la perfección lo que pasa debajo de las ruedas delanteras. En los Coupé sin asistencia como es lógico, las maniobras en parado resultan muy pesadas, pero en movimiento no hay diferencias apreciables.
¿Y los frenos?, en una palabra: Excelentes. Son magníficos por tacto en el pedal, efectividad y resistencia al calentamiento, con una buena potencia gracias al sistema Súper Dúplex y a sus cuatro discos macizos de 251 mm, y sus pinzas de tipo flotante, de doble bombín las delanteras. La sensación de disfrute de conducción en ambos Lancia es muy elevada, característica que siempre suele ser común en los coches italianos.
Las conclusiones finales
Por supuesto, los Lancia Coupé y HPE no son automóviles “perfectos”, también tienen peculiaridades a las que hay que acostumbrarse; una de ellas es la visibilidad lateral, especialmente en las maniobras de cambios de carril, ya que no hay espejo retrovisor derecho, debido a que los Lancia fabricados por SEAT no llevaban este detalle de equipamiento al no ser obligatoria en nuestro país en aquellos años. Otro defecto que hemos visto es el recorrido del selector del cambio de marchas para insertar las diferentes velocidades, de tacto duro, lento y con una quinta velocidad situada un tanto alejada en su inserción del resto de las marchas. El habitáculo de los Lancia también es bastante caluroso en la época estival, sobre todo en el HPE por su mayor superficie acristalada, por suerte el aire acondicionado ayuda a bajar la temperatura interior.
A pesar de todo, la conclusión final a la que llegamos tras probar un Lancia Coupé o un HPE, es que estos coches tienen un comportamiento rutero y unas prestaciones que no desentonan en el panorama actual, permitiendo aún realizar grandes viajes sin problemas, con comodidad y a buen ritmo. Es bueno recordar que el Beta estableció las bases técnicas de la gama Lancia para toda la década de los 80, con lo que nos podemos hacer una idea de su excelente diseño.
Ficha técnica
Motor
- Motor: Cuatro cilindros en línea.
- Cilindrada (centímetros cúbicos): 1919’7
- Diámetro (mm): 84’0
- Carrera (mm): 86’6
- Relación de compresión: 8’89:1
- Potencia (cv a rpm): 111 a 5.500
- Par motor (kgm a rpm): 17’2 a 2.800
- Válvulas por cilindro y distribución: 2 válvulas por cilindro y doble árbol de levas en cabeza.
- Alimentación: Carburador Bressel-Weber 34 DAT2/350 de doble cuerpo y Power Valve.
- Tracción: delantera.
- Cambio: caja de cambios manual de cinco marchas.
Carrocería (Datos HPE entre paréntesis)
- Número de puertas/plazas: 2/4 (3/5 HPE).
- Longitud (mm): 3.995 (4.285 HPE).
- Batalla (mm): 2.350 (2.540 HPE).
- Anchura (mm): 1.650.
- Altura (mm): 1.285 (1.310 HPE).
- Peso (Kg): 1000 (1.060 HPE).
Frenos
- Delanteros: Discos macizos 251 mm.
- Traseros: Discos macizos 251 mm.
Dirección
- Tipo: Cremallera con asistencia hidráulica.
Suspensión
- Delantera: Mc Pherson.
- Trasera: Mc Pherson.
- Llantas: 14”
- Neumáticos: 175/70 HR14
Prestaciones
- Velocidad máxima (km/h): 186 (179 HPE).
- Aceleración 0-100 (s): 9’3 (9’7 HPE).
- Aceleración 0-400 (s): 16’1 (16’6 HPE).
- Aceleración 0-10000 (s): 30’3 (30’9 HPE).
Fuente: Miguel Ángel Águila Buchaca
Fotografías: Miguel Ángel Águila Buchaca, Miguel Ángel Sánchez y Lancia
